EL
PRÍNCIPE
De
Nicolás
Maquiavelo
(Primera
Parte)
Obra dedicada al Magnífico Lorenzo de Médicis, en 1516,
pero no fue publicada sino hasta cuatro años después de la muerte del autor, en
1531, diciéndole que a un Príncipe se le regala lo mejor que se tiene, y para
él su sabiduría, es su más cara posesión.
Esta obra ha sido motivo de enconados enfrentamientos,
por un lado podemos encabezar a los detractores por medio de René Descartes, un
científico y filósofo, conocido por crear las coordenadas cartesianas y su
principio filosófico: “Cogito, ergo sum”, “Pienso, entonces existo”,
considerado como el fundamento de la filosofía moderna; y por otro lado están
quienes la tienen por una obra de arte sobre la “Teoría del Poder”, encabezados
por medio de Giovanni Papini, considerado el escritor y poeta más importante de
la Italia del siglo XX, además de ser un filósofo, comparado por intelectuales
como Borges, con el dios Proteo egipcio, por su capacidad para ver a través de
toda la profundidad del mar, buscando la autenticidad.
Siendo los tres, Maquiavelo, Descartes y Papini, de
diferentes épocas, no ha marcado la menor importancia el tiempo, comparado
después de su muerte, con la trascendencia de estos hombres para la humanidad, lo
que si marca importancia, es el punto que los hace converger, que es esta obra,
de la que opinan:
Descartes:
Autoriza de todo, siempre que de ello se obtenga alguna ventaja para sí,
uniendo al zorro con el León y que se junte la astucia a la fuerza; aprueba
fingir ser amigo de quienes se desea perder, a fin de poder sorprenderles
mejor, siendo que la amistad es cosa demasiado santa para abusar de ella y la
palabra se debe cumplir aun cuando sea perjudicial, porque el perjuicio siempre
será menor a la fama; es un error, no distinguir lo suficiente entre adquirir
un Estado por vías justas y aquellos que lo han usurpado por medios ilegítimos,
en lugar de esto, se deben proponer máximas por completo opuestas.
Papini: No es
ni pornógrafo ni consejero de infamias, es un artista extraordinario nunca
superado, haciéndose forzoso estudiarlo, es realista, pudo ver, entender y
expresar cosas que dan asco y repugnan, tan delicada es nuestra piel y sensible
nuestra consciencia; no está en los mundos ideales y fantásticos del “Deber ser”, en donde nada es verdad y
todo está permitido; no atribuye a los felinos las costumbres de los conejos y
castores; no se puede acusar a Maquiavelo de dibujar a los príncipes como
amorosos pastores, obedientes a los principios de la caridad, de la justicia y
de la democracia; sus preceptos fueron extraídos de la experiencia, siendo los
que se ajustan al fin propuesto y eso basta; solo quiso, que un príncipe más
astuto y animoso que los otros, siguiendo sus normas, consiguiera enseñorearse
de toda Italia, haciéndola un país grande y rico, como los otros de Europa;
Maquiavelo proporcionó los medios como lo hace un científico profundo, avisado,
inteligente, poeta, agudo y un poco tunante; era un hombre que entendido, no
quería ser oprimido por nadie, especialmente por los poderosos extranjeros; la
humanidad difiere de Maquiavelo cuando habla del bien haciendo el mal; acusar a
Maquiavelo, es acusar al espejo por hacernos ver nuestra fealdad, mientras solo
ha puesto en reglas claras, las acciones más comunes de los hombres; al pintar
al príncipe, ha pintado a todos aquellos que quieren subir, enriquecerse,
dominar; es decir, a cuatro quintas partes de la humanidad; por su franqueza y
valentía tiene valor moral bien superior, porque la verdad es siempre
libertadora, y era preciso que agudo y sin prejuicios, la dijera clara, desnuda
y sin miedo.
Hasta aquí, los jaloneos entre los representantes de los
que están a favor y detractores, sin poder calcularse sus porcentajes, no se
puede negar que esta obra pasa todos los cedazos del tiempo, así como el que la
mayoría de los políticos en todo el mundo, para poder entender el quehacer
político, lo tienen como de estudio obligado.
Máximas del Capítulo I al IX:
1.- Los Estados son
repúblicas o principados, heredados o nuevos, con armas propias o ajenas, por
la suerte o por la virtud.
2.- El Estado heredado, por
su propia costumbre, es más fácil de conservar, cuando no se le hacen
alteraciones.
3.- Un cambio deja siempre
la piedra angular, para la edificación de otro.
4.- En un Estado nuevo,
siempre hay dificultades.
5.- En un Estado nuevo, los
hombres cambian con gusto de señor, creyendo que mejoran y luego la experiencia
les enseña que han empeorado.
6.- El ejército más poderoso
precisa de los provincianos, para entrar a la provincia.
7.- El segundo intento es más
duradero, porque se refuerzan las partes débiles y se vacila menos ante una
rebelión.
8.- Cuando se es del mismo
pueblo, se debe borrar la línea anterior para afianzarse en el poder,
respetando costumbres y ventajas.
9.- Se debe desaparecer toda
descendencia anterior, sin alterar sus leyes y tributos.
10.- A los hombres hay que
conquistarlos o eliminarlos, con una ofensa tal, que resulte imposible la
venganza.
11.- Por el gasto, debe
preferirse colonizar, a la ocupación militar.
12.- Se debe ser paladín de
los menos afortunados, con ingenio para debilitar a los poderosos, aprovechando
el descontento y envidias entre ellos.
13.- Hay que cuidar que los
poderosos no adquieran grandeza, el descuido a esta parte trae pérdidas,
dificultades y obstáculos.
14.- Debe evitarse la
influencia de extranjeros poderosos y los desórdenes futuros apagando los
presentes a cualquier precio, que a tiempo el remedio es fácil y tarde
incurable.
15.- El desorden al
principio es difícil de conocer pero fácil de curar, luego se hace fácil de
conocer pero difícil de curar, esto es cosa del hombre sagaz.
16.- Cuando el remedio es a
destiempo la guerra no se evita, sino que se difiere para provecho ajeno.
17.- Se debe confiar en la
prudencia y el valor, no en el tiempo, que puede engendrar tanto el bien como
el mal.
18.- Cuando un intento es
del que no puede, la censura es lícita.
19.- El que no sabe de
Estado, deja que la Iglesia adquiera influencia.
20.- El que ayuda a otro a
hacerse poderoso, causa su propia ruina.
21.- El príncipe asistido
por siervos en vez de nobles, goza de mayor autoridad.
22.- Se debe extinguir la
familia del vencido, como al que facilitó la entrada, porque este busca el
poder.
23.- Lo conquistado no
depende de la virtud del conquistador, sino de la naturaleza de lo conquistado.
24.- Para conservar un
Estado, primero hay que destruirlo, después radicarse en él y por último
dejarle sus leyes y cobrar los tributos, por medio de sus propios ciudadanos.
25.- El que no aplaste el
Estado conquistado, será aplastado por él.
26.- Las rebeliones, siempre
tendrán el baluarte de la libertad.
27.- Cuando a los habitantes
no se les separa y dispersa, nunca se olvidarán de la libertad.
28.- Los hombres tienden a
seguir por el camino abierto por otros, empeñándose en imitarlos.
29.- El que menos confía en
el azar, mas tiempo conserva la conquista.
30.- Cuando con mérito se
permite que la ocasión rinda provecho, se alcanza la gloria.
31.- Introducir nuevas
leyes, crea lo más difícil, dudoso de triunfar y peligroso de manejar.
32.- Un profeta desarmado
fracasa.
33.- Un pueblo fácil de
convencer, nunca será fiel.
34.- El que vence a quien le
envidia, vive poderoso, seguro, honrado y feliz.
35.- El que tiene talento,
puede colocar cimientos a destiempo.
36.- Los hombres ofenden por
miedo o por odio.
37.- Los nuevos beneficios,
no hacen olvidar las antiguas ofensas.
38.- Hay poder sin gloria,
cuando se matan conciudadanos, se traiciona amigos y se carece de fe, piedad y
religión.
39.- El triunfo depende del
buen o mal uso de la crueldad.
40.- Hay buen uso de la
crueldad, cuando se usa por una sola vez y por absoluta necesidad.
41.- Hay mal uso de la
crueldad, cuando crece antes que extinguirse.
42.- Todas las ofensas deben
infringirse por una sola vez y sin timidez, para que hieran menos.
43.- Los beneficios deben
otorgarse poco a poco, a fin de saborearse mejor.
44.- El poder apoyado por
los nobles es inestable y por el pueblo es firme.
45.- La finalidad del pueblo,
es más honesta que la de los nobles.
46.- Un príncipe, jamás
podrá dominar a un pueblo que tenga por enemigo, en cambio sí a los nobles por
ser pocos.
47.- Lo peor para un
príncipe, es ser abandonado por su pueblo.
48.- Brinda afecto el pueblo
que no es oprimido.
49.- El Estado en tiempos
adversos, tiene pocos que quieran acudir en su ayuda.
50.- Hay que prever, creando
necesidad por el Estado, que no se pude hacer más de un intento, en tiempos
adversos.
Conteniendo XXVI capítulos, he llegado únicamente hasta
el IX, no siendo ni la mitad, puede observarse sin embargo con estos ejemplos,
que es Maquiavelo, no como persona, sino como un objetivo, el que puso él mismo
en práctica con Cesar Borgia, a quien le dedica el Capítulo VII, en donde
asegura que solamente por una extraordinaria mala fortuna no se conocen los
frutos de su sabiduría, mueren de enfermedad y casi al mismo tiempo, Cesar
Borgia y su padre, el Papa Alejandro VI, siendo entre ambos de mutuo apoyo
antes de afianzarse en el poder, al morir el padre, el hijo al mismo tiempo
estaba enfermo de muerte, que es por lo que no se pudo probar la eficiencia de
la “Teoría del Poder”, de Nicolás Maquiavelo, circunstancia que el autor señala
como una casualidad de lo más extraordinaria.
Esta obra, jamás volvió a ponerse en práctica mientras
vivió su autor, fue publicada hasta cuatro años después de su muerte.
En Cd. Juárez, Chih.
A 28 de marzo de 2014.
EL
PRÍNCIPE
De
Nicolás
Maquiavelo
(Segunda
Parte)
En la misma mesa se encontraron el poder económico del
Papa Alejandro VI, el genio militar de su hijo César Borgia, el genio del arte
y la ciencia Leonardo Da Vinci y el genio político Nicolás Maquiavelo, resulta
increíble, que reunida toda esta capacidad, no se hubiese alcanzado su común
propósito: la unión, independencia y poder de toda Italia en la misma forma
como los otros países de Europa; solo la extraordinaria casualidad, como lo
escribió el autor, lo puede explicar.
En el Capítulo XII, nos dice: “por un ejército ineficaz,
Italia fue recorrida libremente por CARLOS, saqueada por LUIS,
violada por FERNANDO, e insultada por los suizos, terminando
conducida a la esclavitud y la deshonra.”; y en el Capítulo XXVI nos dice:
“Italia se ve llevada al extremo en que yace hoy, más esclavizada que los
hebreos, más oprimida que los persas y más desorganizada que los atenienses,
carente de jefe y de leyes, castigada, despojada, escarnecida e invadida,
soportando toda clase de vejaciones. Abandonado el de la esperanza por la
fortuna en lo más alto de su carrera. Espera
Italia al que ha de curarla de sus heridas, poner fin a los saqueos de
Lombardía y a las contribuciones del Reame y de Toscana y cauterizar sus llagas desde tanto tiempo gangrenadas. Vedla como
ruega a Dios que le envíe a alguien que la redima de esa crueldad e insolencia
de los bárbaros. Vedla pronta y dispuesta a seguir una bandera mientras haya
quien la empuñe. Y no se ve en la actualidad en quien uno pueda confiar más que
en vuestra ilustre casa.”
A la muerte del Papa Alejandro VI, seguida por la de su
hijo César Borgia, Da Vinci y Maquiavelo tuvieron que vivir itinerantes, a eso
se debe mucha de la obra de Leonardo inconclusa, tanto los invasores españoles
como los franceses, al ir descarnando Italia, siempre buscaron apoderarse de su
persona, cosa que no lograban porque siempre se les adelantó huyendo, hasta que
en los últimos años de su vida, aceptó la protección del Rey de Francia,
Francisco I.
Por lo que corresponde a Nicolás, su astucia le permitió
entrar al sistema diplomático francés, desde donde basándose en sus máximas,
aún sin escribir, logró debilitar a los invasores al provocar enfrentamientos
entre ellos: “Se debe ser paladín de los menos afortunados, con ingenio para
debilitar a los poderosos, aprovechando el descontento y envidias entre ellos”;
logrando así que Lorenzo De Médicis pudiera vencerlos, razón por la que le
menciona, que al encarcelarlo, torturarlo y luego desterrarlo, soportaba
inmerecidamente una grande y constante malignidad de la suerte.
Para lo que corresponde a Alejandro VI, tenía otra
máxima: “El que no sabe de Estado, deja que la Iglesia adquiera influencia”;
siendo de origen español y de iglesia, es muy probable que desde el punto de
vista de Maquiavelo, esto le terminaría acarreando las correspondientes
consecuencias, considerando que su hijo César Borgia, después de haber cenado
con su hermano Juan, el predilecto del padre por su inteligencia, y por eso
jefe de sus ejércitos, amaneció apuñalado en el río, sin que el Papa Alejandro
VI, pudiera nunca esclarecer su asesinato, resultando en que nombró como su
sustituto a César, quién a su vez, disponía a su antojo de su hermana Lucrecia,
para sus alianzas políticas, sin ningún escrúpulo, tal como se acostumbraba en
la época feudal, contra la mujer como un artículo de intercambio.
Alejandro VI, siempre tuvo muchas mujeres e hijos con
varias, pero había enviudado de la que más quería, Vannozza Cattanei, razón por
la que tomó los hábitos, esta de origen italiana le había dado cuatro hijos:
Juan, César, Lucrecia y Jofré; este último, fue el menos favorecido de su
padre, por lo que siempre lo protegió su hermana Lucrecia, quien a su vez, es
injustamente criticada por los enemigos de la familia Borgia, quien en realidad
siempre fue víctima de su padre y de César su hermano, este último asesinaba a
sus esposos para casarla con quienes en turno servían a sus intereses
políticos, cuando Lucrecia queda libre de la influencia de su padre y hermano,
debido a que mueren, tiene oportunidad de mostrar su esencia, logrando hacerse
querer por su pueblo, por lo que al morir en parto a los 39 años de edad, en
reconocimiento le erige un monumento a la “Duquesa de Ferrara”, en la Ciudad de
Ferrara y otro en Gandía de Valencia en España, donde también es reconocida por
su bondad, y patrocinio a las artes y la cultura.
Una de las cosas que no se le pueden escatimar a César
Borgia, es el amor que siempre desde su infancia, mostró por el arte y la
cultura, quizás esta es la razón por la que se hizo allegado de Da Vinci y de
Maquiavelo, en todos los territorios que logró conquistar, siempre estableció
leyes que privilegiaban las artes y la cultura, con presupuestos especiales,
cosa que influenció a toda la familia De Medici, quienes convirtieron la región
de la Toscana, en el lugar más hermoso del mundo, al grado que es ahí donde se
dio a conocer el “Síndrome de Stendhal”, el cual consiste en el
languidecimiento de todo el cuerpo, que ahora se sabe, lo causa la
contemplación de la belleza extrema, y que solo se cura, manteniendo al
paciente en un cuarto a oscuras por 72 horas.
Máximas del Capítulo X al XXVI:
51.- Los hombres son
enemigos de las empresas demasiado arriesgadas.
52.- El príncipe que
gobierna una plaza fuerte y que el pueblo no odia, no puede ser atacado.
53.- Es imposible mantener
un sitio por más de un año, con un ejército ocioso.
54.- Un príncipe poderoso y
valiente superará siempre las dificultades de un sitio.
55.- La naturaleza del
hombre reconoce los beneficios que hace, tanto como los que recibe.
56.- Cuando hay víveres y
medios de defensa, el príncipe sabio mantiene firme el ánimo en el asedio.
57.- Los principados
eclesiásticos son los únicos felices y seguros.
58.- Las disensiones y
disputas entre los nobles, son originadas por la ambición de los superiores
eclesiásticos o prelados.
59.- Los cimientos
indispensables del Estado nuevo son las buenas leyes y las buenas tropas.
60.- Las tropas mercenarias
y auxiliares son inútiles y peligrosas.
61.- Los mercenarios son
valientes con los amigos, cobardes con los enemigos, ambiciosos y desleales.
62.- Los mercenarios
despojan al príncipe en tiempos de paz.
63.- El mercenario quiere
ser soldado mientras no haya guerra.
64.- El mercenario aspira
forjar su propia grandeza, llevando al príncipe a la ruina.
65.- El príncipe siempre
debe ser el capitán de un ejército propio.
66.- Las tropas auxiliares
son las que presta un príncipe poderoso y resultan nefastas para el que las
llama, que si pierden queda derrotado y si ganan prisionero.
67.- El que no quiera vencer
que se sirva de tropas auxiliares, que son peores que las mercenarias, por ser
unidas en un jefe.
68.- Las tropas mercenarias
necesitan esperar tiempo y ocasión para someter al príncipe que les paga, por
no ser un cuerpo unido.
69.- En las tropas
mercenarias hay que temer las derrotas y en las auxiliares los triunfos.
70.- El príncipe prudente
desecha las tropas mercenarias y auxiliares, prefiriendo perder con las propias,
que vencer con las otras.
71.- La victoria con tropas
ajenas no es verdadera.
72.- Cuando se es el único
amo de las tropas, se es el más respetado.
73.- Las armas ajenas, o se
caen de los hombros del príncipe, o le pesan, o le oprimen.
74.- El que acredita las
armas ajenas, desacredita las propias.
75.- Aún las tropas mixtas,
son inferiores a las propias.
76.- La escasa perspicacia,
da por bueno el veneno escondido por debajo.
77.- No es sabio el que no
descubre los males antes de que nazcan.
78.- Roma decayó por tomar a
sueldo a los godos, pues éstos adquirieron toda su virtud.
79.- Sin milicias propias,
no hay principado seguro.
80.- Las milicias propias se
componen por súbditos, ciudadanos y servidores del príncipe.
81.- Me remito por entero a
las tropas de Filipo, el padre de Alejandro Magno.
82.- El príncipe no debe
tener otro objeto ni pensamiento, ni preocupación de cosa alguna fuera del arte
de la guerra, y lo que a su orden y disciplina corresponde, pues es lo único
que compete a quien manda.
83.- Se pierde el Estado,
cuando el príncipe piensa más en las diversiones que en las armas.
84.- Se hace despreciable el
que está desarmado, aparte de atraer otros males.
85.- El que está armado, no
obedece al que está desarmado.
86.- El príncipe desarmado
no está seguro entre servidores armados, uno por desdeñoso y los otros por
desconfiados no hay acuerdo.
87.- El príncipe que no
entiende lo militar no es estimado por sus soldados, ni puede confiar en ellos.
88.- En tiempos de paz, el
príncipe debe ejercitarse más que en los de guerra, con la acción y con
estudio.
89.- Las tropas deben
practicar la caza, para acostumbrar los cuerpos a la fatiga y al conocimiento
de terrenos.
90.- El príncipe que
practica la caza, tiene la pericia de un capitán.
91.- La mente del príncipe
se ejercita con la historia y la acción de los hombres ilustres en la victoria,
la derrota y en como aprendieron de otros.
92.- El príncipe prudente no
permanece inactivo, en los tiempos de paz aprende para la adversidad, cuando la
fortuna cambia está preparado para resistir.
93.- El príncipe que quiera
mantenerse debe aprender a no ser bueno, y a practicarlo o no, de acuerdo a la
necesidad.
94.- Avaro en nuestra lengua
es el que se enriquece por la rapiña, y tacaño el que se abstiene demasiado de
gastar lo suyo.
95.- Es preciso que el
príncipe sepa evitar la vergüenza de lo que signifique la pérdida del Estado.
96.- No se debe incurrir en
la infamia de los vicios, considerando que a veces la virtud es causa de ruina
y lo que parece vicio trae bienestar y seguridad.
97.- El príncipe pródigo
beneficia a pocos, perjudicando a muchos con tributos.
98.- El príncipe tacaño será
tenido siempre por más pródigo, por tener con que defenderse sin gravar al
pueblo, pues practica la generosidad con todos aquellos a quienes no quita.
99.- Las grandes cosas
fueron hechas por hombres tacaños, los demás fracasaron.
100.- Un príncipe debe
reparar poco en incurrir en el vicio de tacaño, porque este es uno de los
vicios que hacen posible reinar.
101.- El príncipe debe
medirse en el gasto de lo propio y de los súbditos, y en el gasto de lo ajeno
no debe cuidar el despilfarro.
102.- Los soldados siguen al
príncipe que es espléndido a costa del enemigo.
103.- Se puede ser
extraordinariamente generoso con aquello que no sea ni del príncipe ni de sus
súbditos.
104.- El derrochar lo ajeno,
antes concede que quita reputación, solo el gastar lo propio perjudica.
105.- No hay cosa que se
consuma tanto a sí misma como la prodigalidad, pues cuanto más se le practica
más se pierde la facultad de practicarla.
106.- La prodigalidad
conduce a ser despreciado y odiado.
107.- El ser tacaño implica
vergüenza sin odio, mientras que el pródigo al incurrir en expoliador para
serlo, implica vergüenza con odio.
108.- El príncipe nuevo no
debe evitar los actos de crueldad, pues toda nueva dominación trae consigo
infinidad de peligros.
109.- El príncipe debe ser
cauto en el creer y el obrar, no tener miedo de sí mismo y proceder con
moderación, prudencia y humanidad, sin excesiva confianza ni desconfianza
intolerable.
110.- Nada es mejor que ser
amado y temido a la vez, pero siendo difícil reunirlas, es más seguro ser
temido.
111.- Los hombres en general
son ingratos, volubles, simuladores, cobardes ante el peligro y ávidos de
lucro.
112.- El príncipe que
descansa por entero en la palabra de los hombres, sin tomar otras providencias,
va a la ruina.
113.- Los hombres tienen
menos cuidado de ofender al que aman que al que temen.
114.- Los hombres perversos
por naturaleza, rompen el vínculo de gratitud por un beneficio, pero el temor
al castigo no lo pierde nunca.
115.- El príncipe es temido
sin odio, cuando se abstiene de apoderarse de los bienes y mujeres del pueblo, y
no procede contra la vida sin motivo manifiesto.
116.- Se debe abstener de
los bienes ajenos, porque los hombres olvidan antes la muerte del padre, que la
pérdida del patrimonio.
117.- El que empieza a vivir
de la rapiña, siempre encuentra pretextos para apoderarse de lo ajeno.
118.- El príncipe para unir
al ejército en la lucha, debe tener fama de cruel.
119.- El amar depende de la
voluntad de los hombres, y el temer de la voluntad del príncipe.
120.- El prudente se apoya
en lo suyo y no en lo ajeno, evitando el odio siempre.
121.- El príncipe debe saber
comportarse como bestia y como hombre.
122.- El príncipe debe ser
zorro para conocer las trampas y león para espantar a los lobos.
123.- Un príncipe prudente
no debe observar su fe jurada en contra de sus intereses, o al desaparecer las
razones que le hicieron prometer.
124.- Si todos los hombres
fuesen buenos, no observar la fe jurada sería malo, pero siendo perversos no
debe observarse con ellos.
125.- El príncipe debe saber
disfrazarse bien, y ser hábil en fingir y en disimular.
126.- Los hombres son tan
simples que solo obedecen a las necesidades del momento.
127.- El que engaña siempre
encontrará quien se deje engañar.
128.- No es preciso que un
príncipe posea todas las virtudes, pero es indispensable que aparente
poseerlas.
129.- Practicar todas las
virtudes siempre es perjudicial, y aparentar tenerlas útil.
130.- Está bien mostrarse
piadoso, fiel, humano, recto y religioso, pero estando dispuesto para ir al
otro extremo siendo necesario.
131.- El príncipe debe tener
inteligencia para adaptarse a toda circunstancia, sin titubear para entrar en
el mal en caso necesario.
132.- El príncipe debe
cuidar muchísimo sus labios de algo que no esté empapado de las cinco virtudes.
133.- Los hombres juzgan más
con los ojos que con las manos, porque todos pueden ver, pero pocos tocar.
134.- Todos ven lo que
pareces, pocos lo saben, y estos no se atreven a oponerse a la mayoría, que se
escuda en el Estado.
135.- El vulgo se deja
engañar por la apariencia y el éxito; y en el mundo solo hay vulgo, porque las
minorías no cuentan.
136.- Las minorías llegan a
contar, solo cuando las mayorías no tiene donde apoyarse.
137.- El príncipe debe temer
a la sublevación y al ataque de las potencias extranjeras, defendiéndose con
buenas armas y buenas alianzas.
138.- Para evitar la
conspiración, se debe por todos los medios, tener satisfecho al pueblo.
139.- Se da la conspiración,
cuando se cree que el pueblo quedará contento con la muerte del príncipe.
140.- Cuando el príncipe es
aborrecido por el pueblo, debe temer todo y a todos como enemigo.
141.- El príncipe sabio no
exaspera a los nobles y tiene contento al pueblo.
142.- Se debe encomendar a
los demás las tareas gravosas y reservarse las agradables.
143.- Cuando no se puede
evitar ser odiado por una de las partes, debe inclinarse por la más numerosa, o
la más fuerte.
144.- Si se conserva el
poder cuando el grupo más fuerte está corrompido, se ganará el odio tanto
siendo bueno como perverso.
145.- El príncipe no podrá
evitar el atentado de un hombre de carácter decidido a morir.
146.- Se debe preocupar por
no inferir ofensa grave a nadie que esté junto.
147.- El grupo desarmado por
el príncipe engendra odio, puesto que se le demuestra desconfianza.
148.- Al enemigo se le une
el partido más débil, y el otro no podrá resistir.
149.- Cuando hay muchos
recursos en los partidos, se deduce debilidad en el príncipe.
150.- El príncipe fuerte no
tolera divisiones, porque es muestra de ineficacia en la guerra.
151.- Los príncipes grandes
superan las dificultades y la oposición que se les hace.
152.- El príncipe saca más
del que tiene que borrar una mala opinión.
153.- Los que son demasiado
fieles descuidan sus obligaciones.
154.- Es difícil y fatigoso
conservar un Estado que resultó del descontento del pueblo.
155.- Es más fácil
conquistar la amistad de los enemigos que la de los descontentos.
156.- Construye fortalezas
el que teme al pueblo más que a los extranjeros.
157.- No hay mejor fortaleza
que el no ser odiado por el pueblo.
158.- Al príncipe aborrecido
por el pueblo no hay fortaleza que lo salve.
159.- A un pueblo que empuña
las armas, no le falta un extranjero que lo socorra.
160.- Nada hace tan
estimable a un príncipe como las grandes empresas y el ejemplo de raras
virtudes.
161.- Cuando alguien haga
algo notable, hay que descubrir un modo de recompensarlo o de castigarlo, que
dé un amplio tema de conversación.
162.- Por encima de todo, el
príncipe debe ingeniarse por parecer grande e ilustre en cada uno de sus actos.
163.- Se le estima al
príncipe franco, capaz de declararse en favor de uno y en contra de otro.
164.- Abrazar un partido es
más conveniente, porque el neutral es presa de cualquier vencedor.
165.- El enemigo exige neutralidad
y el amigo que tomes las armas.
166.- No se debe unir a otro
más poderoso para atacar a un tercero, porque queda en su poder.
167.- Para el Estado todos
los partidos son dudosos, y el menos malo aceptable.
168.- El príncipe se mostrará
amante de la virtud y honrará a los que se distingan en las artes, dando toda
seguridad a los ciudadanos.
169.- Se deben instituir
premios para el que engrandezca la ciudad o el Estado.
170.- Sin falta de dignidad
se debe dar prueba de sencillez y generosidad.
171.- Se opina sobre el
juicio de un príncipe, por los hombres que lo rodean.
172.- Hay tres clases de
cerebros: el que discierne, el que entiende y el que no entiende.
173.- No se puede confiar en
el que en todo busca su provecho.
174.- El que tiene en sus manos
el Estado de otro, jamás debe pensar en sí mismo.
175.- El príncipe que piensa
en sus ministros, les mantiene su fidelidad.
176.- Cuando no hay
confianza, las consecuencias son perjudiciales para unos y otros.
177.- La adulación es una
calamidad.
178.- Hay que hacer
comprender que no ofende decir la verdad con respeto.
179.- El príncipe prudente
oye la verdad de los hombres de buen juicio.
180.- El que oye aduladores
se pierde.
181.- Se tiene en menos al
que cambia de parecer a menudo.
182.- Se debe evitar emitir
pareceres cuando no se es interrogado.
183.- Se debe preguntar a
menudo, escuchar la verdad con paciencia y ofenderse cuando no se ha dicho por
temor.
184.- Un príncipe que no es
sabio no puede ser bien aconsejado y no puede gobernar.
185.- Los hombres se
comportarán siempre mal, mientras la necesidad no los obligue a lo contrario.
186.- Los buenos consejos
deben nacer de la prudencia del príncipe y no su prudencia de los buenos
consejos.
187.- A los hombres se les
gana mejor con las cosas presentes que con las pasadas.
188.- Es defecto común, no
preocuparse por la tempestad, durante la bonanza.
189.- Las únicas defensas
buenas, seguras y durables, son las que dependen de uno mismo, y de sus
virtudes.
190.- La fortuna manifiesta
todo su poder donde no hay virtud preparada para resistirle.
191.- El que confía
ciegamente en la fortuna perece cuando cambia.
192.- Es feliz el que
concilia su manera con la circunstancia y desdichado el que no armoniza una con
la otra.
193.- El hombre cauto
fracasa cuando es preciso ser impetuoso.
194.- Como la fortuna varía
y el hombre se obstina en su manera, solo es feliz el que va de acuerdo con su
suerte.
195.- Es preferible ser
impetuoso que cauto, porque la fortuna lo prefiere a la tibieza.
196.- Dios no quiere hacerlo
todo, para no quitarnos el libre albedrío, ni la parte de gloria que nos
corresponde.
197.- Nada honra tanto a un
hombre como las instituciones y leyes ideadas por él, que bien cimentadas y
llevando grandeza en sí mismas, lo hagan digno de respeto y admiración.
Napoleón escribió en un borde: “El Fin Justifica los Medios”;
como una forma de resumir lo que había leído, erróneamente se le atribuye a
Maquiavelo, porque esta frase no la encontramos en ninguna parte de su obra,
pero como es la apreciación de tan grande conquistador, quien la repite no
tiene miedo de errar al asegurar que esa es su esencia.
Sus máximas están tan vigentes hoy como lo estuvieron en
su tiempo, por ejemplo la No. 50: “Hay que prever, creando necesidad por el
Estado, que no se pude hacer más de un intento, en tiempos
adversos.”; esta la podemos observar aplicada sistemáticamente, en los Estados
Unidos de Norteamérica, en toda su actividad pública se la pasan creando
necesidad por el Estado, con la intensión de influenciar en la vida privada de
las gentes en cada decisión que tomen, podemos ver cómo desde la niñez afectaron
su imaginación, al crear superhéroes que repiten incansablemente que se la
pasan “SALVANDO AL MUNDO” de incontables situaciones, que solamente su país
puede resolver, luego para los mayores, tenemos la NASA, la CIA, el FBI, el ejército,
los marines y la marina, la fuerza aérea, escuadrones especiales, etc., con los
que justifican las necesarias invasiones a Vietnam, Corea, Kuwait, Irak,
Afganistán, Nicaragua, etc., para salvar al mundo del inagotable mal, autoalabándose
en todos los medios noticiosos, series de televisión, películas, obras de
teatro, reportajes especiales, informes gubernamentales, etc., todo encaminado
a crear la sensación de que su país es imprescindible para la vida y el
equilibrio en la tierra, cosa que vemos repetida desde como lo hizo Roma, que
hacía sentir que era tan importante ser un ciudadano romano, como respirar.
Luego podemos analizar la No. 19: “El que no sabe de Estado,
deja que la Iglesia adquiera influencia”, ya pudimos comprobarla
por como afectaron: la “Santísima Inquisición”, el “Fundamentalismo Musulmán”,
el “Mormón” en Lago Salado, y tantos ejemplos de cuando la iglesia adquiere
influencia, y que es porque el director político no sabe de Estado.
Así tenemos también la No. 16: “Cuando el remedio es a
destiempo la guerra no se evita, sino que se difiere para provecho ajeno”,
esto lo vemos actualmente en Chiapas, el Estado está a destiempo en su remedio,
la guerra no se ha evitado puesto que sigue latente y de eso se ha aprovechado
la “Francia Comunista”, que ya se sabe es su principal bastión a nivel mundial,
y así como este, tenemos infinidad de ejemplos en los que por no tomar una
decisión a tiempo, la guerra se ha diferido para provecho ajeno.
Es increíble, que en 88 páginas haya escrito 26 capítulos
y con dedicatoria, y de estos se puedan extraer 197 máximas, contenga las
referencias que hace, y nos pueda transmitir el dolor y la profunda tristeza de
ver destruida su Patria, y además, dando el aporte de la solución más llena de
sabiduría política y coraje conocida hasta la fecha, porque en verdad, que a
cada máxima se le debe dedicar un tiempo especial, por tanto acierto que
tienen.
Para una obra de arte como esta de Maquiavelo, es
imprescindible aplicar el concepto de connotación en su máxima expresión, es
decir, tener la capacidad de contemplar su entorno con el mayor realismo
posible, imaginando por ejemplo, que sentiríamos ver que entre franceses,
españoles, suizos, alemanes y bárbaros, entre otros, se pelean una de nuestras
entrañas, destruyendo nuestra casa, violando y matando mujeres, y dejando morir
de hambre a nuestros niños, ¿Quién en estas condiciones, no se alegraría de
formar parte de un ejército comandado por un general como Cesar Borgia, que
tiene como cocinero y jefe de armas a Leonardo Da Vinci?.
Que este último, dejó de huir hasta en 1513, al llegar a
Roma, al aceptar la protección de Giulano de Médicis, hermano del nuevo papa
León X, hasta que en 1516, muere este protector, por lo que Leonardo deja
Italia, para aceptar el amparo de uno de sus enemigos, el Rey de Francia,
Francisco I, quien a pesar de todo le llama “Padre Mío” a Leonardo, en el
palacio de Cloux, como «primer pintor, arquitecto y mecánico del rey», Da Vinci
lo acepta por fatiga y para poder redactar sus últimas páginas para su tratado
sobre la pintura. A partir de 1517 su brazo derecho quedó paralizado; pero con
su mano izquierda aún hizo bocetos de proyectos urbanísticos, drenajes de ríos,
decorados para fiestas, concibió la idea de hacer casas prefabricadas, y eligió
para que lo acompañasen en su última etapa, la “Mona Lisa”, el “San Juan y
Santa Ana” y la “Virgen y el Niño”, Da Vinci poseía entonces, lo que ahora es
uno de los más grandes tesoros de la humanidad, el 2 de mayo de 1519 murió en
Cloux, el tercero de los que hicieron el proyecto para una Italia unida, libre
y poderosa.
Por lo que resta sobre el asunto, en Florencia, a
Maquiavelo en 1520, el cardenal Julio de Médicis le confió varias misiones,
quien luego se convirtió en Papa, con el nombre de Clemente VII, en 1523, y
Maquiavelo pasó a ocupar el cargo de superintendente de fortificaciones. El 6
de mayo de 1527, el ejército español atacó Roma, las murallas en el Janículo y
la Colina Vaticana. La acción más memorable de la Guardia Suiza, ocurrió en
esos momentos. Casi toda la Guardia fue masacrada por las tropas españolas en
las escalinatas de la Basílica de San Pedro. De 189 guardias de servicio sólo
42 sobrevivieron, pero su valentía aseguró que Clemente VII escapara a salvo, a
través del Passetto, un corredor secreto que todavía une la Ciudad del Vaticano
al Castillo Sant'Angelo. Después de la ejecución de unos mil defensores, el
pillaje comenzó. Iglesias y monasterios que no fueran de origen español,
palacios de prelados y cardenales, fueron destruidos y despojados de todo
objeto precioso. Incluso los cardenales pro españoles tuvieron que pagar para
proteger sus riquezas de los despiadados soldados. El 8 de mayo, el cardenal
Pompeo Colonna, un enemigo personal de Clemente VII, entró en la ciudad. Fue
seguido por campesinos de sus feudos, para vengarse de los saqueos que habían
sufrido por orden papal. Sin embargo, Colonna fue conmovido por las condiciones
lastimosas de la ciudad y hospedó en su palacio a varios ciudadanos romanos.
Después de tres días de estragos, se ordenó que cesara el saqueo, pero pocos
soldados obedecieron. Mientras tanto, Clemente VII continuaba detenido en el
Castillo Sant'Angelo. Francesco María Della Rovere y Michele Antonio De Saluzzo,
llegaron con algunas tropas el 1 de junio a Monterosi, al norte de la ciudad.
Su conducta muy prudente les impidió obtener una fácil victoria contra los
ahora totalmente indisciplinados soldados hispanos, alemanes e italianos.
El 6 de junio, Clemente VII se rindió y acordó pagar un rescate de 400.000
ducados a cambio de su vida; las condiciones incluían la cesión de Parma,
Piacenza, Civitavecchia y Módena al Sacro Imperio Romano Germánico, sin
embargo, sólo la última pudo ser ocupada. Al mismo tiempo Venecia se aprovechó
de su situación para tomar Cervia y Rávena, mientras Sigismondo Malatesta
regresaba de Rímini. Cuando Italia amenazó esclavización por los españoles,
Maquiavelo de nuevo se apresuró a servir para el bien de su ciudad natal,
propuso un proyecto para fortalecer los muros de Florencia para su protección,
que fue adoptado. Pero Florencia respondió con una rebelión anti Médicis para
restaurar la república. Maquiavelo a más de un mes de morir, se siente todavía
fuerte para las grandes obras públicas, ofrece su candidatura para el cargo de
canciller de la “República Florentina”, lo estudia y rechaza el Gran Consejo
de la República el 10 de mayo 1527, por considerarlo partidario de los Médicis.
Poco después, el 21 de junio 1527 Nicolás Maquiavelo morirá, un día después de
que fue enterrado en la iglesia de Santa Croce, esta se convirtió en el panteón
de Florencia, junto a él, hoy se encuentran Miguel Ángel, Galileo y otros
grandes italianos.
Cuando
en 1527, las tropas de Carlos I de España toman y saquean Roma, lo que trajo
consigo la caída de los Médicis en Florencia y la marginación política de Maquiavelo,
se enferma de pena dicen, por el giro de los acontecimientos, muriendo a los 58
años, olvidado e ignorado por sus contemporáneos. Maquiavelo vivió la segunda
caída de los Médicis y su nueva expulsión de Florencia, ante la destrucción de Roma.
No permitiéndosele ejercer cargo alguno en la nuevamente restaurada República.
Así muere, amargado con esa visión tan llena de dolor, tristeza y desesperanza,
el último de los cuatro que habían formulado el proyecto para rescatar a la
presa, que los leones europeos estaban descarnando.
Ubicándonos
en medio de todas estas condiciones, ¿Quién tiene la suficiente sabiduría, para
tener la certeza, de que es capaz de juzgar con acierto, a Nicolás Maquiavelo?
En
Cd. Juárez, Chih. A 10 de mayo de 2014.