sábado, 23 de abril de 2016

EL PRÍNCIPE
De
Nicolás Maquiavelo
(Primera Parte)


            Obra dedicada al Magnífico Lorenzo de Médicis, en 1516, pero no fue publicada sino hasta cuatro años después de la muerte del autor, en 1531, diciéndole que a un Príncipe se le regala lo mejor que se tiene, y para él su sabiduría, es su más cara posesión.
            Esta obra ha sido motivo de enconados enfrentamientos, por un lado podemos encabezar a los detractores por medio de René Descartes, un científico y filósofo, conocido por crear las coordenadas cartesianas y su principio filosófico: “Cogito, ergo sum”, “Pienso, entonces existo”, considerado como el fundamento de la filosofía moderna; y por otro lado están quienes la tienen por una obra de arte sobre la “Teoría del Poder”, encabezados por medio de Giovanni Papini, considerado el escritor y poeta más importante de la Italia del siglo XX, además de ser un filósofo, comparado por intelectuales como Borges, con el dios Proteo egipcio, por su capacidad para ver a través de toda la profundidad del mar, buscando la autenticidad.
            Siendo los tres, Maquiavelo, Descartes y Papini, de diferentes épocas, no ha marcado la menor importancia el tiempo, comparado después de su muerte, con la trascendencia de estos hombres para la humanidad, lo que si marca importancia, es el punto que los hace converger, que es esta obra, de la que opinan:
            Descartes: Autoriza de todo, siempre que de ello se obtenga alguna ventaja para sí, uniendo al zorro con el León y que se junte la astucia a la fuerza; aprueba fingir ser amigo de quienes se desea perder, a fin de poder sorprenderles mejor, siendo que la amistad es cosa demasiado santa para abusar de ella y la palabra se debe cumplir aun cuando sea perjudicial, porque el perjuicio siempre será menor a la fama; es un error, no distinguir lo suficiente entre adquirir un Estado por vías justas y aquellos que lo han usurpado por medios ilegítimos, en lugar de esto, se deben proponer máximas por completo opuestas.
            Papini: No es ni pornógrafo ni consejero de infamias, es un artista extraordinario nunca superado, haciéndose forzoso estudiarlo, es realista, pudo ver, entender y expresar cosas que dan asco y repugnan, tan delicada es nuestra piel y sensible nuestra consciencia; no está en los mundos ideales y fantásticos del “Deber ser”, en donde nada es verdad y todo está permitido; no atribuye a los felinos las costumbres de los conejos y castores; no se puede acusar a Maquiavelo de dibujar a los príncipes como amorosos pastores, obedientes a los principios de la caridad, de la justicia y de la democracia; sus preceptos fueron extraídos de la experiencia, siendo los que se ajustan al fin propuesto y eso basta; solo quiso, que un príncipe más astuto y animoso que los otros, siguiendo sus normas, consiguiera enseñorearse de toda Italia, haciéndola un país grande y rico, como los otros de Europa; Maquiavelo proporcionó los medios como lo hace un científico profundo, avisado, inteligente, poeta, agudo y un poco tunante; era un hombre que entendido, no quería ser oprimido por nadie, especialmente por los poderosos extranjeros; la humanidad difiere de Maquiavelo cuando habla del bien haciendo el mal; acusar a Maquiavelo, es acusar al espejo por hacernos ver nuestra fealdad, mientras solo ha puesto en reglas claras, las acciones más comunes de los hombres; al pintar al príncipe, ha pintado a todos aquellos que quieren subir, enriquecerse, dominar; es decir, a cuatro quintas partes de la humanidad; por su franqueza y valentía tiene valor moral bien superior, porque la verdad es siempre libertadora, y era preciso que agudo y sin prejuicios, la dijera clara, desnuda y sin miedo.
            Hasta aquí, los jaloneos entre los representantes de los que están a favor y detractores, sin poder calcularse sus porcentajes, no se puede negar que esta obra pasa todos los cedazos del tiempo, así como el que la mayoría de los políticos en todo el mundo, para poder entender el quehacer político, lo tienen como de estudio obligado.
            Máximas del Capítulo I al IX:
1.- Los Estados son repúblicas o principados, heredados o nuevos, con armas propias o ajenas, por la suerte o por la virtud.
2.- El Estado heredado, por su propia costumbre, es más fácil de conservar, cuando no se le hacen alteraciones.
3.- Un cambio deja siempre la piedra angular, para la edificación de otro.
4.- En un Estado nuevo, siempre hay dificultades.
5.- En un Estado nuevo, los hombres cambian con gusto de señor, creyendo que mejoran y luego la experiencia les enseña que han empeorado.
6.- El ejército más poderoso precisa de los provincianos, para entrar a la provincia.
7.- El segundo intento es más duradero, porque se refuerzan las partes débiles y se vacila menos ante una rebelión.
8.- Cuando se es del mismo pueblo, se debe borrar la línea anterior para afianzarse en el poder, respetando costumbres y ventajas.
9.- Se debe desaparecer toda descendencia anterior, sin alterar sus leyes y tributos.
10.- A los hombres hay que conquistarlos o eliminarlos, con una ofensa tal, que resulte imposible la venganza.
11.- Por el gasto, debe preferirse colonizar, a la ocupación militar.
12.- Se debe ser paladín de los menos afortunados, con ingenio para debilitar a los poderosos, aprovechando el descontento y envidias entre ellos.
13.- Hay que cuidar que los poderosos no adquieran grandeza, el descuido a esta parte trae pérdidas, dificultades y obstáculos.
14.- Debe evitarse la influencia de extranjeros poderosos y los desórdenes futuros apagando los presentes a cualquier precio, que a tiempo el remedio es fácil y tarde incurable.
15.- El desorden al principio es difícil de conocer pero fácil de curar, luego se hace fácil de conocer pero difícil de curar, esto es cosa del hombre sagaz.
16.- Cuando el remedio es a destiempo la guerra no se evita, sino que se difiere para provecho ajeno.
17.- Se debe confiar en la prudencia y el valor, no en el tiempo, que puede engendrar tanto el bien como el mal.
18.- Cuando un intento es del que no puede, la censura es lícita.
19.- El que no sabe de Estado, deja que la Iglesia adquiera influencia.
20.- El que ayuda a otro a hacerse poderoso, causa su propia ruina.
21.- El príncipe asistido por siervos en vez de nobles, goza de mayor autoridad.
22.- Se debe extinguir la familia del vencido, como al que facilitó la entrada, porque este busca el poder.
23.- Lo conquistado no depende de la virtud del conquistador, sino de la naturaleza de lo conquistado.
24.- Para conservar un Estado, primero hay que destruirlo, después radicarse en él y por último dejarle sus leyes y cobrar los tributos, por medio de sus propios ciudadanos.
25.- El que no aplaste el Estado conquistado, será aplastado por él.
26.- Las rebeliones, siempre tendrán el baluarte de la libertad.
27.- Cuando a los habitantes no se les separa y dispersa, nunca se olvidarán de la libertad.
28.- Los hombres tienden a seguir por el camino abierto por otros, empeñándose en imitarlos.
29.- El que menos confía en el azar, mas tiempo conserva la conquista.
30.- Cuando con mérito se permite que la ocasión rinda provecho, se alcanza la gloria.
31.- Introducir nuevas leyes, crea lo más difícil, dudoso de triunfar y peligroso de manejar.
32.- Un profeta desarmado fracasa.
33.- Un pueblo fácil de convencer, nunca será fiel.
34.- El que vence a quien le envidia, vive poderoso, seguro, honrado y feliz.
35.- El que tiene talento, puede colocar cimientos a destiempo.
36.- Los hombres ofenden por miedo o por odio.
37.- Los nuevos beneficios, no hacen olvidar las antiguas ofensas.
38.- Hay poder sin gloria, cuando se matan conciudadanos, se traiciona amigos y se carece de fe, piedad y religión.
39.- El triunfo depende del buen o mal uso de la crueldad.
40.- Hay buen uso de la crueldad, cuando se usa por una sola vez y por absoluta necesidad.
41.- Hay mal uso de la crueldad, cuando crece antes que extinguirse.
42.- Todas las ofensas deben infringirse por una sola vez y sin timidez, para que hieran menos.
43.- Los beneficios deben otorgarse poco a poco, a fin de saborearse mejor.
44.- El poder apoyado por los nobles es inestable y por el pueblo es firme.
45.- La finalidad del pueblo, es más honesta que la de los nobles.
46.- Un príncipe, jamás podrá dominar a un pueblo que tenga por enemigo, en cambio sí a los nobles por ser pocos.
47.- Lo peor para un príncipe, es ser abandonado por su pueblo.
48.- Brinda afecto el pueblo que no es oprimido.
49.- El Estado en tiempos adversos, tiene pocos que quieran acudir en su ayuda.
50.- Hay que prever, creando necesidad por el Estado, que no se pude hacer más de un intento, en tiempos adversos.
            Conteniendo XXVI capítulos, he llegado únicamente hasta el IX, no siendo ni la mitad, puede observarse sin embargo con estos ejemplos, que es Maquiavelo, no como persona, sino como un objetivo, el que puso él mismo en práctica con Cesar Borgia, a quien le dedica el Capítulo VII, en donde asegura que solamente por una extraordinaria mala fortuna no se conocen los frutos de su sabiduría, mueren de enfermedad y casi al mismo tiempo, Cesar Borgia y su padre, el Papa Alejandro VI, siendo entre ambos de mutuo apoyo antes de afianzarse en el poder, al morir el padre, el hijo al mismo tiempo estaba enfermo de muerte, que es por lo que no se pudo probar la eficiencia de la “Teoría del Poder”, de Nicolás Maquiavelo, circunstancia que el autor señala como una casualidad de lo más extraordinaria.
            Esta obra, jamás volvió a ponerse en práctica mientras vivió su autor, fue publicada hasta cuatro años después de su muerte.

En Cd. Juárez, Chih. A 28 de marzo de 2014.



EL PRÍNCIPE
De
Nicolás Maquiavelo
(Segunda Parte)

            En la misma mesa se encontraron el poder económico del Papa Alejandro VI, el genio militar de su hijo César Borgia, el genio del arte y la ciencia Leonardo Da Vinci y el genio político Nicolás Maquiavelo, resulta increíble, que reunida toda esta capacidad, no se hubiese alcanzado su común propósito: la unión, independencia y poder de toda Italia en la misma forma como los otros países de Europa; solo la extraordinaria casualidad, como lo escribió el autor, lo puede explicar.
            En el Capítulo XII, nos dice: “por un ejército ineficaz, Italia fue recorrida libremente por CARLOS, saqueada por LUIS, violada por FERNANDO, e insultada por los suizos, terminando conducida a la esclavitud y la deshonra.”; y en el Capítulo XXVI nos dice: “Italia se ve llevada al extremo en que yace hoy, más esclavizada que los hebreos, más oprimida que los persas y más desorganizada que los atenienses, carente de jefe y de leyes, castigada, despojada, escarnecida e invadida, soportando toda clase de vejaciones. Abandonado el de la esperanza por la fortuna en lo más alto de su carrera. Espera Italia al que ha de curarla de sus heridas, poner fin a los saqueos de Lombardía y a las contribuciones del Reame y de Toscana y cauterizar sus llagas desde tanto tiempo gangrenadas. Vedla como ruega a Dios que le envíe a alguien que la redima de esa crueldad e insolencia de los bárbaros. Vedla pronta y dispuesta a seguir una bandera mientras haya quien la empuñe. Y no se ve en la actualidad en quien uno pueda confiar más que en vuestra ilustre casa.”
            A la muerte del Papa Alejandro VI, seguida por la de su hijo César Borgia, Da Vinci y Maquiavelo tuvieron que vivir itinerantes, a eso se debe mucha de la obra de Leonardo inconclusa, tanto los invasores españoles como los franceses, al ir descarnando Italia, siempre buscaron apoderarse de su persona, cosa que no lograban porque siempre se les adelantó huyendo, hasta que en los últimos años de su vida, aceptó la protección del Rey de Francia, Francisco I.
            Por lo que corresponde a Nicolás, su astucia le permitió entrar al sistema diplomático francés, desde donde basándose en sus máximas, aún sin escribir, logró debilitar a los invasores al provocar enfrentamientos entre ellos: “Se debe ser paladín de los menos afortunados, con ingenio para debilitar a los poderosos, aprovechando el descontento y envidias entre ellos”; logrando así que Lorenzo De Médicis pudiera vencerlos, razón por la que le menciona, que al encarcelarlo, torturarlo y luego desterrarlo, soportaba inmerecidamente una grande y constante malignidad de la suerte.
            Para lo que corresponde a Alejandro VI, tenía otra máxima: “El que no sabe de Estado, deja que la Iglesia adquiera influencia”; siendo de origen español y de iglesia, es muy probable que desde el punto de vista de Maquiavelo, esto le terminaría acarreando las correspondientes consecuencias, considerando que su hijo César Borgia, después de haber cenado con su hermano Juan, el predilecto del padre por su inteligencia, y por eso jefe de sus ejércitos, amaneció apuñalado en el río, sin que el Papa Alejandro VI, pudiera nunca esclarecer su asesinato, resultando en que nombró como su sustituto a César, quién a su vez, disponía a su antojo de su hermana Lucrecia, para sus alianzas políticas, sin ningún escrúpulo, tal como se acostumbraba en la época feudal, contra la mujer como un artículo de intercambio.
            Alejandro VI, siempre tuvo muchas mujeres e hijos con varias, pero había enviudado de la que más quería, Vannozza Cattanei, razón por la que tomó los hábitos, esta de origen italiana le había dado cuatro hijos: Juan, César, Lucrecia y Jofré; este último, fue el menos favorecido de su padre, por lo que siempre lo protegió su hermana Lucrecia, quien a su vez, es injustamente criticada por los enemigos de la familia Borgia, quien en realidad siempre fue víctima de su padre y de César su hermano, este último asesinaba a sus esposos para casarla con quienes en turno servían a sus intereses políticos, cuando Lucrecia queda libre de la influencia de su padre y hermano, debido a que mueren, tiene oportunidad de mostrar su esencia, logrando hacerse querer por su pueblo, por lo que al morir en parto a los 39 años de edad, en reconocimiento le erige un monumento a la “Duquesa de Ferrara”, en la Ciudad de Ferrara y otro en Gandía de Valencia en España, donde también es reconocida por su bondad, y patrocinio a las artes y la cultura.
            Una de las cosas que no se le pueden escatimar a César Borgia, es el amor que siempre desde su infancia, mostró por el arte y la cultura, quizás esta es la razón por la que se hizo allegado de Da Vinci y de Maquiavelo, en todos los territorios que logró conquistar, siempre estableció leyes que privilegiaban las artes y la cultura, con presupuestos especiales, cosa que influenció a toda la familia De Medici, quienes convirtieron la región de la Toscana, en el lugar más hermoso del mundo, al grado que es ahí donde se dio a conocer el “Síndrome de Stendhal”, el cual consiste en el languidecimiento de todo el cuerpo, que ahora se sabe, lo causa la contemplación de la belleza extrema, y que solo se cura, manteniendo al paciente en un cuarto a oscuras por 72 horas.
            Máximas del Capítulo X al XXVI:
51.- Los hombres son enemigos de las empresas demasiado arriesgadas.
52.- El príncipe que gobierna una plaza fuerte y que el pueblo no odia, no puede ser atacado.
53.- Es imposible mantener un sitio por más de un año, con un ejército ocioso.
54.- Un príncipe poderoso y valiente superará siempre las dificultades de un sitio.
55.- La naturaleza del hombre reconoce los beneficios que hace, tanto como los que recibe.
56.- Cuando hay víveres y medios de defensa, el príncipe sabio mantiene firme el ánimo en el asedio.
57.- Los principados eclesiásticos son los únicos felices y seguros.
58.- Las disensiones y disputas entre los nobles, son originadas por la ambición de los superiores eclesiásticos o prelados.
59.- Los cimientos indispensables del Estado nuevo son las buenas leyes y las buenas tropas.
60.- Las tropas mercenarias y auxiliares son inútiles y peligrosas.
61.- Los mercenarios son valientes con los amigos, cobardes con los enemigos, ambiciosos y desleales.
62.- Los mercenarios despojan al príncipe en tiempos de paz.
63.- El mercenario quiere ser soldado mientras no haya guerra.
64.- El mercenario aspira forjar su propia grandeza, llevando al príncipe a la ruina.
65.- El príncipe siempre debe ser el capitán de un ejército propio.
66.- Las tropas auxiliares son las que presta un príncipe poderoso y resultan nefastas para el que las llama, que si pierden queda derrotado y si ganan prisionero.
67.- El que no quiera vencer que se sirva de tropas auxiliares, que son peores que las mercenarias, por ser unidas en un jefe.
68.- Las tropas mercenarias necesitan esperar tiempo y ocasión para someter al príncipe que les paga, por no ser un cuerpo unido.
69.- En las tropas mercenarias hay que temer las derrotas y en las auxiliares los triunfos.
70.- El príncipe prudente desecha las tropas mercenarias y auxiliares, prefiriendo perder con las propias, que vencer con las otras.
71.- La victoria con tropas ajenas no es verdadera.
72.- Cuando se es el único amo de las tropas, se es el más respetado.
73.- Las armas ajenas, o se caen de los hombros del príncipe, o le pesan, o le oprimen.
74.- El que acredita las armas ajenas, desacredita las propias.
75.- Aún las tropas mixtas, son inferiores a las propias.
76.- La escasa perspicacia, da por bueno el veneno escondido por debajo.
77.- No es sabio el que no descubre los males antes de que nazcan.
78.- Roma decayó por tomar a sueldo a los godos, pues éstos adquirieron toda su virtud.
79.- Sin milicias propias, no hay principado seguro.
80.- Las milicias propias se componen por súbditos, ciudadanos y servidores del príncipe.
81.- Me remito por entero a las tropas de Filipo, el padre de Alejandro Magno.
82.- El príncipe no debe tener otro objeto ni pensamiento, ni preocupación de cosa alguna fuera del arte de la guerra, y lo que a su orden y disciplina corresponde, pues es lo único que compete a quien manda.
83.- Se pierde el Estado, cuando el príncipe piensa más en las diversiones que en las armas.
84.- Se hace despreciable el que está desarmado, aparte de atraer otros males.
85.- El que está armado, no obedece al que está desarmado.
86.- El príncipe desarmado no está seguro entre servidores armados, uno por desdeñoso y los otros por desconfiados no hay acuerdo.
87.- El príncipe que no entiende lo militar no es estimado por sus soldados, ni puede confiar en ellos.
88.- En tiempos de paz, el príncipe debe ejercitarse más que en los de guerra, con la acción y con estudio.
89.- Las tropas deben practicar la caza, para acostumbrar los cuerpos a la fatiga y al conocimiento de terrenos.
90.- El príncipe que practica la caza, tiene la pericia de un capitán.
91.- La mente del príncipe se ejercita con la historia y la acción de los hombres ilustres en la victoria, la derrota y en como aprendieron de otros.
92.- El príncipe prudente no permanece inactivo, en los tiempos de paz aprende para la adversidad, cuando la fortuna cambia está preparado para resistir.
93.- El príncipe que quiera mantenerse debe aprender a no ser bueno, y a practicarlo o no, de acuerdo a la necesidad.
94.- Avaro en nuestra lengua es el que se enriquece por la rapiña, y tacaño el que se abstiene demasiado de gastar lo suyo.
95.- Es preciso que el príncipe sepa evitar la vergüenza de lo que signifique la pérdida del Estado.
96.- No se debe incurrir en la infamia de los vicios, considerando que a veces la virtud es causa de ruina y lo que parece vicio trae bienestar y seguridad.
97.- El príncipe pródigo beneficia a pocos, perjudicando a muchos con tributos.
98.- El príncipe tacaño será tenido siempre por más pródigo, por tener con que defenderse sin gravar al pueblo, pues practica la generosidad con todos aquellos a quienes no quita.
99.- Las grandes cosas fueron hechas por hombres tacaños, los demás fracasaron.
100.- Un príncipe debe reparar poco en incurrir en el vicio de tacaño, porque este es uno de los vicios que hacen posible reinar.
101.- El príncipe debe medirse en el gasto de lo propio y de los súbditos, y en el gasto de lo ajeno no debe cuidar el despilfarro.
102.- Los soldados siguen al príncipe que es espléndido a costa del enemigo.
103.- Se puede ser extraordinariamente generoso con aquello que no sea ni del príncipe ni de sus súbditos.
104.- El derrochar lo ajeno, antes concede que quita reputación, solo el gastar lo propio perjudica.
105.- No hay cosa que se consuma tanto a sí misma como la prodigalidad, pues cuanto más se le practica más se pierde la facultad de practicarla.
106.- La prodigalidad conduce a ser despreciado y odiado.
107.- El ser tacaño implica vergüenza sin odio, mientras que el pródigo al incurrir en expoliador para serlo, implica vergüenza con odio.
108.- El príncipe nuevo no debe evitar los actos de crueldad, pues toda nueva dominación trae consigo infinidad de peligros.
109.- El príncipe debe ser cauto en el creer y el obrar, no tener miedo de sí mismo y proceder con moderación, prudencia y humanidad, sin excesiva confianza ni desconfianza intolerable.
110.- Nada es mejor que ser amado y temido a la vez, pero siendo difícil reunirlas, es más seguro ser temido.
111.- Los hombres en general son ingratos, volubles, simuladores, cobardes ante el peligro y ávidos de lucro.
112.- El príncipe que descansa por entero en la palabra de los hombres, sin tomar otras providencias, va a la ruina.
113.- Los hombres tienen menos cuidado de ofender al que aman que al que temen.
114.- Los hombres perversos por naturaleza, rompen el vínculo de gratitud por un beneficio, pero el temor al castigo no lo pierde nunca.
115.- El príncipe es temido sin odio, cuando se abstiene de apoderarse de los bienes y mujeres del pueblo, y no procede contra la vida sin motivo manifiesto.
116.- Se debe abstener de los bienes ajenos, porque los hombres olvidan antes la muerte del padre, que la pérdida del patrimonio.
117.- El que empieza a vivir de la rapiña, siempre encuentra pretextos para apoderarse de lo ajeno.
118.- El príncipe para unir al ejército en la lucha, debe tener fama de cruel.
119.- El amar depende de la voluntad de los hombres, y el temer de la voluntad del príncipe.
120.- El prudente se apoya en lo suyo y no en lo ajeno, evitando el odio siempre.
121.- El príncipe debe saber comportarse como bestia y como hombre.
122.- El príncipe debe ser zorro para conocer las trampas y león para espantar a los lobos.
123.- Un príncipe prudente no debe observar su fe jurada en contra de sus intereses, o al desaparecer las razones que le hicieron prometer.
124.- Si todos los hombres fuesen buenos, no observar la fe jurada sería malo, pero siendo perversos no debe observarse con ellos.
125.- El príncipe debe saber disfrazarse bien, y ser hábil en fingir y en disimular.
126.- Los hombres son tan simples que solo obedecen a las necesidades del momento.
127.- El que engaña siempre encontrará quien se deje engañar.
128.- No es preciso que un príncipe posea todas las virtudes, pero es indispensable que aparente poseerlas.
129.- Practicar todas las virtudes siempre es perjudicial, y aparentar tenerlas útil.
130.- Está bien mostrarse piadoso, fiel, humano, recto y religioso, pero estando dispuesto para ir al otro extremo siendo necesario.
131.- El príncipe debe tener inteligencia para adaptarse a toda circunstancia, sin titubear para entrar en el mal en caso necesario.
132.- El príncipe debe cuidar muchísimo sus labios de algo que no esté empapado de las cinco virtudes.
133.- Los hombres juzgan más con los ojos que con las manos, porque todos pueden ver, pero pocos tocar.
134.- Todos ven lo que pareces, pocos lo saben, y estos no se atreven a oponerse a la mayoría, que se escuda en el Estado.
135.- El vulgo se deja engañar por la apariencia y el éxito; y en el mundo solo hay vulgo, porque las minorías no cuentan.
136.- Las minorías llegan a contar, solo cuando las mayorías no tiene donde apoyarse.
137.- El príncipe debe temer a la sublevación y al ataque de las potencias extranjeras, defendiéndose con buenas armas y buenas alianzas.
138.- Para evitar la conspiración, se debe por todos los medios, tener satisfecho al pueblo.
139.- Se da la conspiración, cuando se cree que el pueblo quedará contento con la muerte del príncipe.
140.- Cuando el príncipe es aborrecido por el pueblo, debe temer todo y a todos como enemigo.
141.- El príncipe sabio no exaspera a los nobles y tiene contento al pueblo.
142.- Se debe encomendar a los demás las tareas gravosas y reservarse las agradables.
143.- Cuando no se puede evitar ser odiado por una de las partes, debe inclinarse por la más numerosa, o la más fuerte.
144.- Si se conserva el poder cuando el grupo más fuerte está corrompido, se ganará el odio tanto siendo bueno como perverso.
145.- El príncipe no podrá evitar el atentado de un hombre de carácter decidido a morir.
146.- Se debe preocupar por no inferir ofensa grave a nadie que esté junto.
147.- El grupo desarmado por el príncipe engendra odio, puesto que se le demuestra desconfianza.
148.- Al enemigo se le une el partido más débil, y el otro no podrá resistir.
149.- Cuando hay muchos recursos en los partidos, se deduce debilidad en el príncipe.
150.- El príncipe fuerte no tolera divisiones, porque es muestra de ineficacia en la guerra.
151.- Los príncipes grandes superan las dificultades y la oposición que se les hace.
152.- El príncipe saca más del que tiene que borrar una mala opinión.
153.- Los que son demasiado fieles descuidan sus obligaciones.
154.- Es difícil y fatigoso conservar un Estado que resultó del descontento del pueblo.
155.- Es más fácil conquistar la amistad de los enemigos que la de los descontentos.
156.- Construye fortalezas el que teme al pueblo más que a los extranjeros.
157.- No hay mejor fortaleza que el no ser odiado por el pueblo.
158.- Al príncipe aborrecido por el pueblo no hay fortaleza que lo salve.
159.- A un pueblo que empuña las armas, no le falta un extranjero que lo socorra.
160.- Nada hace tan estimable a un príncipe como las grandes empresas y el ejemplo de raras virtudes.
161.- Cuando alguien haga algo notable, hay que descubrir un modo de recompensarlo o de castigarlo, que dé un amplio tema de conversación.
162.- Por encima de todo, el príncipe debe ingeniarse por parecer grande e ilustre en cada uno de sus actos.
163.- Se le estima al príncipe franco, capaz de declararse en favor de uno y en contra de otro.
164.- Abrazar un partido es más conveniente, porque el neutral es presa de cualquier vencedor.
165.- El enemigo exige neutralidad y el amigo que tomes las armas.
166.- No se debe unir a otro más poderoso para atacar a un tercero, porque queda en su poder.
167.- Para el Estado todos los partidos son dudosos, y el menos malo aceptable.
168.- El príncipe se mostrará amante de la virtud y honrará a los que se distingan en las artes, dando toda seguridad a los ciudadanos.
169.- Se deben instituir premios para el que engrandezca la ciudad o el Estado.
170.- Sin falta de dignidad se debe dar prueba de sencillez y generosidad.
171.- Se opina sobre el juicio de un príncipe, por los hombres que lo rodean.
172.- Hay tres clases de cerebros: el que discierne, el que entiende y el que no entiende.
173.- No se puede confiar en el que en todo busca su provecho.
174.- El que tiene en sus manos el Estado de otro, jamás debe pensar en sí mismo.
175.- El príncipe que piensa en sus ministros, les mantiene su fidelidad.
176.- Cuando no hay confianza, las consecuencias son perjudiciales para unos y otros.
177.- La adulación es una calamidad.
178.- Hay que hacer comprender que no ofende decir la verdad con respeto.
179.- El príncipe prudente oye la verdad de los hombres de buen juicio.
180.- El que oye aduladores se pierde.
181.- Se tiene en menos al que cambia de parecer a menudo.
182.- Se debe evitar emitir pareceres cuando no se es interrogado.
183.- Se debe preguntar a menudo, escuchar la verdad con paciencia y ofenderse cuando no se ha dicho por temor.
184.- Un príncipe que no es sabio no puede ser bien aconsejado y no puede gobernar.
185.- Los hombres se comportarán siempre mal, mientras la necesidad no los obligue a lo contrario.
186.- Los buenos consejos deben nacer de la prudencia del príncipe y no su prudencia de los buenos consejos.
187.- A los hombres se les gana mejor con las cosas presentes que con las pasadas.
188.- Es defecto común, no preocuparse por la tempestad, durante la bonanza.
189.- Las únicas defensas buenas, seguras y durables, son las que dependen de uno mismo, y de sus virtudes.
190.- La fortuna manifiesta todo su poder donde no hay virtud preparada para resistirle.
191.- El que confía ciegamente en la fortuna perece cuando cambia.
192.- Es feliz el que concilia su manera con la circunstancia y desdichado el que no armoniza una con la otra.
193.- El hombre cauto fracasa cuando es preciso ser impetuoso.
194.- Como la fortuna varía y el hombre se obstina en su manera, solo es feliz el que va de acuerdo con su suerte.
195.- Es preferible ser impetuoso que cauto, porque la fortuna lo prefiere a la tibieza.
196.- Dios no quiere hacerlo todo, para no quitarnos el libre albedrío, ni la parte de gloria que nos corresponde.
197.- Nada honra tanto a un hombre como las instituciones y leyes ideadas por él, que bien cimentadas y llevando grandeza en sí mismas, lo hagan digno de respeto y admiración.
            Napoleón escribió en un borde: “El Fin Justifica los Medios”; como una forma de resumir lo que había leído, erróneamente se le atribuye a Maquiavelo, porque esta frase no la encontramos en ninguna parte de su obra, pero como es la apreciación de tan grande conquistador, quien la repite no tiene miedo de errar al asegurar que esa es su esencia.
            Sus máximas están tan vigentes hoy como lo estuvieron en su tiempo, por ejemplo la No. 50: “Hay que prever, creando necesidad por el Estado, que no se pude hacer más de un intento, en tiempos adversos.”; esta la podemos observar aplicada sistemáticamente, en los Estados Unidos de Norteamérica, en toda su actividad pública se la pasan creando necesidad por el Estado, con la intensión de influenciar en la vida privada de las gentes en cada decisión que tomen, podemos ver cómo desde la niñez afectaron su imaginación, al crear superhéroes que repiten incansablemente que se la pasan “SALVANDO AL MUNDO” de incontables situaciones, que solamente su país puede resolver, luego para los mayores, tenemos la NASA, la CIA, el FBI, el ejército, los marines y la marina, la fuerza aérea, escuadrones especiales, etc., con los que justifican las necesarias invasiones a Vietnam, Corea, Kuwait, Irak, Afganistán, Nicaragua, etc., para salvar al mundo del inagotable mal, autoalabándose en todos los medios noticiosos, series de televisión, películas, obras de teatro, reportajes especiales, informes gubernamentales, etc., todo encaminado a crear la sensación de que su país es imprescindible para la vida y el equilibrio en la tierra, cosa que vemos repetida desde como lo hizo Roma, que hacía sentir que era tan importante ser un ciudadano romano, como respirar.
            Luego podemos analizar la No. 19: “El que no sabe de Estado, deja que la Iglesia adquiera influencia”, ya pudimos comprobarla por como afectaron: la “Santísima Inquisición”, el “Fundamentalismo Musulmán”, el “Mormón” en Lago Salado, y tantos ejemplos de cuando la iglesia adquiere influencia, y que es porque el director político no sabe de Estado.
            Así tenemos también la No. 16: “Cuando el remedio es a destiempo la guerra no se evita, sino que se difiere para provecho ajeno”, esto lo vemos actualmente en Chiapas, el Estado está a destiempo en su remedio, la guerra no se ha evitado puesto que sigue latente y de eso se ha aprovechado la “Francia Comunista”, que ya se sabe es su principal bastión a nivel mundial, y así como este, tenemos infinidad de ejemplos en los que por no tomar una decisión a tiempo, la guerra se ha diferido para provecho ajeno.
            Es increíble, que en 88 páginas haya escrito 26 capítulos y con dedicatoria, y de estos se puedan extraer 197 máximas, contenga las referencias que hace, y nos pueda transmitir el dolor y la profunda tristeza de ver destruida su Patria, y además, dando el aporte de la solución más llena de sabiduría política y coraje conocida hasta la fecha, porque en verdad, que a cada máxima se le debe dedicar un tiempo especial, por tanto acierto que tienen.
            Para una obra de arte como esta de Maquiavelo, es imprescindible aplicar el concepto de connotación en su máxima expresión, es decir, tener la capacidad de contemplar su entorno con el mayor realismo posible, imaginando por ejemplo, que sentiríamos ver que entre franceses, españoles, suizos, alemanes y bárbaros, entre otros, se pelean una de nuestras entrañas, destruyendo nuestra casa, violando y matando mujeres, y dejando morir de hambre a nuestros niños, ¿Quién en estas condiciones, no se alegraría de formar parte de un ejército comandado por un general como Cesar Borgia, que tiene como cocinero y jefe de armas a Leonardo Da Vinci?.
            Que este último, dejó de huir hasta en 1513, al llegar a Roma, al aceptar la protección de Giulano de Médicis, hermano del nuevo papa León X, hasta que en 1516, muere este protector, por lo que Leonardo deja Italia, para aceptar el amparo de uno de sus enemigos, el Rey de Francia, Francisco I, quien a pesar de todo le llama “Padre Mío” a Leonardo, en el palacio de Cloux, como «primer pintor, arquitecto y mecánico del rey», Da Vinci lo acepta por fatiga y para poder redactar sus últimas páginas para su tratado sobre la pintura. A partir de 1517 su brazo derecho quedó paralizado; pero con su mano izquierda aún hizo bocetos de proyectos urbanísticos, drenajes de ríos, decorados para fiestas, concibió la idea de hacer casas prefabricadas, y eligió para que lo acompañasen en su última etapa, la “Mona Lisa”, el “San Juan y Santa Ana” y la “Virgen y el Niño”, Da Vinci poseía entonces, lo que ahora es uno de los más grandes tesoros de la humanidad, el 2 de mayo de 1519 murió en Cloux, el tercero de los que hicieron el proyecto para una Italia unida, libre y poderosa.
            Por lo que resta sobre el asunto, en Florencia, a Maquiavelo en 1520, el cardenal Julio de Médicis le confió varias misiones, quien luego se convirtió en Papa, con el nombre de Clemente VII, en 1523, y Maquiavelo pasó a ocupar el cargo de superintendente de fortificaciones. El 6 de mayo de 1527, el ejército español atacó Roma, las murallas en el Janículo y la Colina Vaticana. La acción más memorable de la Guardia Suiza, ocurrió en esos momentos. Casi toda la Guardia fue masacrada por las tropas españolas en las escalinatas de la Basílica de San Pedro. De 189 guardias de servicio sólo 42 sobrevivieron, pero su valentía aseguró que Clemente VII escapara a salvo, a través del Passetto, un corredor secreto que todavía une la Ciudad del Vaticano al Castillo Sant'Angelo. Después de la ejecución de unos mil defensores, el pillaje comenzó. Iglesias y monasterios que no fueran de origen español, palacios de prelados y cardenales, fueron destruidos y despojados de todo objeto precioso. Incluso los cardenales pro españoles tuvieron que pagar para proteger sus riquezas de los despiadados soldados. El 8 de mayo, el cardenal Pompeo Colonna, un enemigo personal de Clemente VII, entró en la ciudad. Fue seguido por campesinos de sus feudos, para vengarse de los saqueos que habían sufrido por orden papal. Sin embargo, Colonna fue conmovido por las condiciones lastimosas de la ciudad y hospedó en su palacio a varios ciudadanos romanos. Después de tres días de estragos, se ordenó que cesara el saqueo, pero pocos soldados obedecieron. Mientras tanto, Clemente VII continuaba detenido en el Castillo Sant'Angelo. Francesco María Della Rovere y Michele Antonio De Saluzzo, llegaron con algunas tropas el 1 de junio a Monterosi, al norte de la ciudad. Su conducta muy prudente les impidió obtener una fácil victoria contra los ahora totalmente indisciplinados soldados hispanos, alemanes e italianos. El 6 de junio, Clemente VII se rindió y acordó pagar un rescate de 400.000 ducados a cambio de su vida; las condiciones incluían la cesión de Parma, Piacenza, Civitavecchia y Módena al Sacro Imperio Romano Germánico, sin embargo, sólo la última pudo ser ocupada. Al mismo tiempo Venecia se aprovechó de su situación para tomar Cervia y Rávena, mientras Sigismondo Malatesta regresaba de Rímini. Cuando Italia amenazó esclavización por los españoles, Maquiavelo de nuevo se apresuró a servir para el bien de su ciudad natal, propuso un proyecto para fortalecer los muros de Florencia para su protección, que fue adoptado. Pero Florencia respondió con una rebelión anti Médicis para restaurar la república. Maquiavelo a más de un mes de morir, se siente todavía fuerte para las grandes obras públicas, ofrece su candidatura para el cargo de canciller de la “República Florentina”, lo estudia y rechaza el Gran Consejo de la República el 10 de mayo 1527, por considerarlo partidario de los Médicis. Poco después, el 21 de junio 1527 Nicolás Maquiavelo morirá, un día después de que fue enterrado en la iglesia de Santa Croce, esta se convirtió en el panteón de Florencia, junto a él, hoy se encuentran Miguel Ángel, Galileo y otros grandes italianos.
Cuando en 1527, las tropas de Carlos I de España toman y saquean Roma, lo que trajo consigo la caída de los Médicis en Florencia y la marginación política de Maquiavelo, se enferma de pena dicen, por el giro de los acontecimientos, muriendo a los 58 años, olvidado e ignorado por sus contemporáneos. Maquiavelo vivió la segunda caída de los Médicis y su nueva expulsión de Florencia, ante la destrucción de Roma. No permitiéndosele ejercer cargo alguno en la nuevamente restaurada República. Así muere, amargado con esa visión tan llena de dolor, tristeza y desesperanza, el último de los cuatro que habían formulado el proyecto para rescatar a la presa, que los leones europeos estaban descarnando.
Ubicándonos en medio de todas estas condiciones, ¿Quién tiene la suficiente sabiduría, para tener la certeza, de que es capaz de juzgar con acierto, a Nicolás Maquiavelo?


En Cd. Juárez, Chih. A 10 de mayo de 2014.

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